Todo comenzó cuando amama Antoni quiso acercar a aitite Miguel a casa, puesto que él trabajaba en los bacaladeros y hacía largas temporadas en Terranova. ¿Qué mejor que invertir aquel dinero que le tocó en la lotería para reunir a la familia? Para poder realizar su sueño durante meses cogió el primer tren de la mañana a Bilbao para aprender el oficio de pastelería dejando a sus tres hijo, izeko Mª Vi, izeko Merche y aita (Miguel Ángel) al cuidado de un familiar.
A su vez quería abrir un lugar en el que las mujeres pudieran reunirse, tomarse un café y degustar su famoso bollo de mantequilla, puesto que en aquella época (años 60) no había lugar de ocio para ellas. Una propuesta muy osada pero nada que una mujer emprendedora como ella no pudiese conseguir.
En ese momento, cuando la familia consiguió reunirse, arrimaron todos el hombro, amama Antoni y aitite Miguel a la cabeza, aita, izeko Mª Vi e izeko Merche en el obrador y en la cafetería. Fue aita quien se decantó por el trabajo del obrador, izeko Mª Vi el de la cafetería e izeko Merche decidió estudiar enfermería y ayudar en el negocio familiar.
Aita ilusionado por el negocio, estudió en Francia, León y Barcelona el gran oficio por el cual ha dado su vida e invertido gran parte de ella. Gran creador de productos como la torta de San Antón, Las Rocas de Basorda, Los Antontxus…
El oficio le llevo a conocer a la mujer de su vida, mi ama (Mari) con la cual compartió largos años de de grandes proyectos. De su unión se horneó la persona que hace que ese proyecto siga adelante 60 años después, innovando, impulsando y dando aire fresco a la pastelería artesana, es decir, yo (Jone). He crecido entre nubes de merengue, me he bañado en fuentes de chocolate, es por ello que me siento tan involucrada en el oficio familiar.
Lo mismo que amama Antoni consiguió consolidar un oficio llevado a cabo por una mujer, hoy en día sigo los pasos como mujer luchadora y emprendedora.
Ezkerrik asko aitite Miguel, amama Antoni y aita.